domingo, 29 de mayo de 2011

VENI, VIDI, VICI


Vine, vi y vencí

CONTEXTO: Así comunicaba César su victoria sobre Farnaces, rey del Ponto e hijo del belicoso Mitrídates. La campaña tuvo lugar en el año 47 a. C. ( cf. Suetonio, Caesar 37, 2) y duró tan sólo cinco días. ¡Una auténtica proeza!
  Esta expresión se usa frecuentemente para expresar la facilidad y rapidez con que se ha llevado a cabo una empresa.

QUOUSQUE TANDEM ABUTERIS, CATILINA, PATENTIA NOSTRA?

¿ Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia?  CICERÓN

CONTEXTO: el el agitado período de finales de la república la situación política se tornó estremadamente caótica. Los dos bandos enfrentados, populares y optimates, luchaban por sus propios intereses, menospreciando el interés general del estado y del imperio. Todo valía: corrupción, amenazas, asesinatos, disturbios civiles, violencia por doquier. Un episodio significativo de este período fue el intento de Catilina de tomar el poder por la fuerza . Descubierto por Cicerón, éste, que no tenía bastantes pruebas para llevarlo a juicio, lanzó contra él una serie de violentos discursos, intentando amedrantarlo para obligarlo a reaccionar y a descubrirse. El primero de estos discursos empieza con esta frase, que es un ataque muy directo desde las primeras palabras, lo que se llama un exordio ex abrupto ( principio sin introducción, entrando directamente en materia).

CEDANT ARMA TOGAE


Que las armas cedan ante la toga  ( Cicerón, Off. 1, 22, 82)

CONTEXTO:  Se trata de la primera parte de un verso que Cicerón escribió en memoria de su consulado. Expresaba con él su deseo de que el poder militar estuviera subordinado al poder civil ( simbolizado aquí por la toga), representante de la voluntad del pueblo Desdichadamente el final de la república estaba cerca...

DELENDA EST CARTHAGO !


¡Cartago debe ser destruida!
 
CONTEXTO: Tras las dos primeras guerras púnicas la recuperación y posible amenaza de Cartago se convirtió en una obsesión para los romanos, especialmente para su acérrimo enemigo, Catón el Antiguo.
  Éste, según nos cuenta Floro (1,31,4), acostumbraba terminar con esta frase sus discursos a propósito de cualquier asunto.
  Se utiliza esta expresión para dar a entender una idea fija cuya realización parece primordial.

HIC MANEBIMUS OPTIME !


¡Aquí estaremos bien!

CONTEXTO:  Durante la guerra con los galos Roma había sido incendiada. Algunos senadores pretendían, en vez de reconstruirla, trasladar la capital a Veyos, pero Camilo se oponía a ello. Mientras se estaba deliberando sobre el asunto, pasó por el foro una cohorte que regresaba de su guardia. El centurión, al llegar ante la Curia Hostilia, sede de la asamblea, dio al abanderado ( signifer) la orden de detenerse y gritó a sus hombres: Hic manibus optime! El senado tomó estas palabras como un augurio y todos salieron gritando que lo aceptaban. Entonces se comenzó la reconstrucción de la ciudad.

VAE VICTIS!

¡Ay de los vencidos!

CONTEXTO: En el año 390 a. C. una tribu gala, al mando de Brenno, atacó y saqueó la ciudad de Roma, masacrando a tosos los habitantes que no habían huido. Sólo una pequeña parte del ejército logró resistir, refugiándose en el Capitolio.

  Los galos los sitiaron durante siete meses; incluso intentaron tomar la colina por asalto: una noche, mientras tosos dormían, empezaron a subir tan sigilosamente que ni los perros ni los centinelas notaron nada. Sólo las ocas sagradas de la diosa Juno comenzaron a alborotar. El rumor despertó al cónsul Marco Manlio y éste llegó justo a tiempo para arrojar al abismo al primer galo que se había asomado a la muralla.

  Luego, ayudado por los guardias, pudo reprimir el ataque.

  Finalmente los galos, cansados del largo asedio, desistieron y acordaron con los romanos que se marcharían previo pago de 100 libras de oro ( una libra romana equivale a 322,53 gr.).

  Mientras se procedía a pesar el oro, los romanos hicieron observar a los galos que sus pesadas no eran justas.

  Entonces Breno, arrojando su espada en el plato de las pesas exclamó:   Vae victis!, dando así a entender que el vencedor siempre tiene razón

viernes, 27 de mayo de 2011

Humor y latín (8)

-¿Por qué le llaman a usted Plinio?
El jefe se sonrió por la inesperada pregunta deñ hombre de casco rojo.
- Pues se lo voy a decir al contao. El apodo de Plinio es de herencia. Yo tuve un tío abuelo que pasó algunos años en el seminario de ciudad real, según creo. Sus compañeros, los guácharos de cura, le llamaban Plinio por no sé que cosas del latín. Se corrió el apodo al pueblo y desde entonces a todos los descendientes por rama directa, ya que se casó, y por ramas laterales, nos llaman los Plinios … Ya no queda más plinio que yo y mi hija.
- Comprendo. El latín ha dado lugar a muchos motes en esta patria de curas. Cuando yo estudiaba en el colegio de Bilbao, al conjugar el presente de indicativo del verbo sum, siempre me equivocaba, y en vez de decir en el plural: Sumus, estis …Decía: sumus “setis”, sunt … y todos los compañeros me llamaban “el setis”. Ahora la gente está más educada y los apodos no cunden.
García Pavón F.: Plinio,  casos célebres en El rapto de las Sabinas, pág. 568