lunes, 30 de julio de 2012

El Epitafio de Allia Potestas

La liberta Allia Potestas convivía con doshombres a la vez. Sus dos viudos le dedicaron un emotivo epitafio , en el que alaban sus cualidades domésticas y describen sus encantos con minucioso desparpajo, desde el color de sus cabellos hasta el tamaño de sus pezones.
 


Dis Manib(us) / Alliae A(uli) l(ibertae) Potestatis // hic Perusina sita est qua non pretiosior ulla / femina de multis vix una aut altera visa / sedula seriola parva tam magna teneris / crudelis fati rector duraque Pers<e=I>phone / quid bona diripitis ex(s)uperantque mala / quaeritur a cunctis iam respondere fatigor / dant lachrimas(!) animi signa benigna sui / fortis sancta tenax insons fidissima custos / munda domi sat munda foras notissima volgo(!) / sola erat ut posset factis occurrere cunctis / exiguo sermone inreprehensa manebat / prima toro delapsa fuit eadem ultima lecto / se tulit ad quietem positis ex ordine rebus / lana cui e manibus nuncquam(!) sine caus{s}a recessit / opsequioque(!) prior nulla moresque salubres / haec sibi non placuit numquam sibi libera visa / candida luminibus pulchris aurata capillis / et nitor in facie permansit eburneus illae / qualem mortalem nullam habuisse ferunt / pectore et in niveo brevis illi forma papillae / quid crura Atalantes status illi comicus ipse / anxia non mansit sed corpore pulchra benigno / levia membra tulit pilus illi quaesitus ubique / quod manibus duris fuerit culpabere forsan / nil illi placuit nisi quod per se sibi fecerat ipsa // nosse fuit nullum studium sibi se satis esse putabat / mansit et infamis quia nil admiserat umquam / haec duo dum vixit iuvenes ita rexit amantes / exemplo ut fierent similes Pyladisque et Orestae / una domus capiebat eos unusque et spiritus illis / post hanc nunc idem diversi sibi quisq(ue) senescunt / femina quod struxit talis nunc puncta lacessunt / aspicite ad Troiam quid femina fecerit olim / sit precor hoc iustum exemplis in parvo grandibus uti / hos tibi dat versus lachrima{n}s sine fine patronus / muneris amissae cui nuncquam(!) es pectore adempta / quae putat amissis munera gratia dari / nulla cui post te femina visa proba est / qui sine te vivit cernit sua funera vivos(!) / auro tuum nomen fert ille refertque lacerto / qua retinere potest auro conlata potestas / quantumq(ue) tamen praeconia nostra valebunt / versiculis vives quandiucumque(!) meis / effigiem pro te teneo solacia nostri / quam colimus sancte sertaque multa datur / cumque Atte veniam mecum comitata sequetur / sed tamen infelix cui tam sollemnia mandem / si tamen extiterit cui tantum credere possim / hoc unum felix amissa te mihi forsan ero / et mihi vicisti sors mea facta tua est // laedere qui hoc poterit ausus quoque laedere divos / haec titulo insignis credite numen habet.


A los dioses Manes de Allia Potestas, liberta de Aulo.
Aquí yace la Perugina, ninguna fue más bella.
Entre muchas a duras penas una o dos pareció tan
laboriosa. Tú, tan grande, estás contenida en una pequeña urnita.
"Oh, cruel señor de la muerte y tú, dura Perséfone, 
¿por qué nos arrebatáis las cosas buenas y quedan las malvadas?"
-es la pregunta de todos, a la que ya estoy cansado de contestar-
y ellos me dan lágrimas, signo de su buena voluntad
Fuerte, refinada, casta, irreprochable, guardiana fidelísima,
limpia en casa, fuera de casa cuidadosa cuando era necesario, bien conocida por todos, 
era la única que podía tener a su cuidado todas las tareas domésticas, 
hacía hablar poco de ella, era inmune a las críticas. 
La primera en descender del lecho, la última en ir a dormir
después de haber puesto en orden cada cosa;
nunca sin razón la lana se alejó de sus manos,
por respeto cedió su lugar a todos, sus hábitos eran sanos.
No tenía una alta consideración de sí, nunca quiso considerarse libre.
Era de tez blanca, con ojos bellos y cabellos dorados, 
y mantenía el rostro de un esplendor marfíleo,
que ninguna mujer se dice había tenido nunca, 
y en el níveo pecho tenía pequeños pezones.
¿Y qué decir de las piernas? Aquellas de Atalanta, en comparación, eran incluso ridículas.
No era una estrecha, si no generosa con su hermoso cuerpo.
Tenía miembros simples, si se depilase cada pelo; 
quizás podrías inculparla de haber tenido manos ásperas:
pues nada le gustaba, si no lo que había hecho ella.
No tenía deseo de saber, pensaba bastarse a sí misma, 
y no atrajo sobre sí nunca las maledicencias, porque no había nunca cometido ninguna culpa.
Mientras estaba en vida mantuvo el afecto entre sus dos jóvenes amantes,
así pues se volvieron similares al ejemplo de Pilades y Orestes;
una sola casa los acogía, eran una sola alma.
Después de su muerte ahora ellos mismos envejecen separados el uno del otro;
es decir, lo que tal mujer construyó, ahora dañaron palabras ofensivas.
¡Mirad a Troya, aquello que un tiempo hizo una mujer!
Me sea concedido, os ruego, valerme de grandes ejemplos en cosa pequeña.
El patrono, de cuyo corazón no has estado nunca rasgada, llorando sin tregua, 
ofrece como regalo a ti, que estas muerta, estos versos 
que cree dones gratos a los difuntos, 
el patrono a quién ninguna mujer, después de ti, le pareció digna.
Él, que vive sin ti, es cómo si viese sus propios funerales.
Al brazo porta de continuo tu nombre, 
único modo de retenerte conmigo, unida a mí, Potestas.
Sin embargo, ningún valor tendrán mis elogios, 
si no vivieras largo tiempo en mis versos.
En tu lugar, para mi consuelo, tengo una imagen,
que venero religiosamente y muchas guirnaldas le son ofrecidas, 
cuando vendrá de ti, me seguirá, compañera en el sepulcro.
Pero sin embargo, infeliz, ¿a quién pediré tales ritos funerarios?
Si, no obstante, habrá alguno al que pueda confiar tan gran encargo,
por este solo motivo, ahora que te he perdido, solo seré feliz en esto.
¡Ay de mí! me has vencido, mi destino y el tuyo se vuelven los mismos.
Quién osara violar esta tumba, violará también a los dioses.
Esta mujer, honrada en la inscripción, creed, tiene una divinidad que la protege.
 
La traducción es de Laura Díaz López

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