Los chicos de la clase de Botánica se entretenían en ponerse motes semejantes a las nomenclaturas de Linneo. A un tal Anacleto que se las tiraba de muy fino y muy señorito, le llamaban Anacletus Obsequiosissimus;
a Encinas, que era de muy corta estatura, le llamaban Quercus Gigantea.
Olmedo era muy abandonado y le caía admirablemente el Ulmus Sylvestris. Narciso Puerta era feo, sucio y maloliente. Pusiéronle Pseudo-Narcisus
Odoripherus. A otro que era muy pobre y gozaba de un empleíto, le pusieron Christophorus Oficinalis y por último, a Maximiliano Rubin, que era
feísimo, desmañado y de muy cortos alcances, se le llamó durante toda
la carrera Rubinius VuIgaris (162).
No hay comentarios:
Publicar un comentario