miércoles, 15 de abril de 2020

Humor y latín (15)



Los chicos de la clase de Botánica se entretenían en ponerse motes semejantes a las nomenclaturas de Linneo. A un tal Anacleto que se las tiraba de muy fino y muy señorito, le llamaban Anacletus Obsequiosissimus; a Encinas, que era de muy corta estatura, le llamaban Quercus Gigantea. Olmedo era muy abandonado y le caía admirablemente el Ulmus Sylvestris. Narciso Puerta era feo, sucio y maloliente. Pusiéronle Pseudo-Narcisus Odoripherus. A otro que era muy pobre y gozaba de un empleíto, le pusieron Christophorus Oficinalis y por último, a Maximiliano Rubin, que era feísimo, desmañado y de muy cortos alcances, se le llamó durante toda la carrera Rubinius VuIgaris (162). 

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